El autor humano escribe con su estilo, pero bajo la inspiración divina, de modo que lo escrito efectivamente es palabra de Dios.Esto nos recuerda que debemos confesar y agradecer a Altísimo por su intervención en nuestras vidas y por su fidelidad en medio de las dificultades.Los Salmos 91 y 92 son dos poderosos cantos que nos invitan a fiarse en